GENES Y OBESIDAD: POR QUÉ ALGUNAS PERSONAS ENGORDAN MÁS FÁCILMENTE
¿Por qué hay personas que pueden comer de todo sin apenas ganar peso, mientras que otras engordan con facilidad incluso cuidando su alimentación? Durante mucho tiempo se creyó que la obesidad era simplemente una cuestión de fuerza de voluntad o estilo de vida. Sin embargo, la ciencia ha demostrado que la genética juega un papel fundamental en la regulación del peso corporal.
La obesidad es una enfermedad multifactorial en la que intervienen factores ambientales (dieta, ejercicio, descanso, estrés) y genéticos. Estudios con miles de personas han confirmado que entre el 40% y el 70% de la variabilidad en el peso corporal está determinada por los genes.
Comprender qué variantes genéticas influyen en la obesidad ayuda a explicar por qué algunas personas acumulan grasa con mayor facilidad, cómo responde el organismo a los alimentos y qué estrategias nutricionales son más efectivas para cada individuo.
Obesidad: mucho más que una cuestión de calorías
La obesidad se define como una acumulación excesiva de grasa corporal que puede afectar la salud. Se mide habitualmente mediante el índice de masa corporal (IMC), pero este parámetro no refleja toda la complejidad del metabolismo.
Más allá del balance entre calorías ingeridas y gastadas, la regulación del peso depende de múltiples procesos biológicos:
-Metabolismo energético: eficiencia con la que el cuerpo convierte los nutrientes en energía.
-Apetito y saciedad: controlados por señales hormonales como la leptina y la grelina.
-Distribución de la grasa corporal: determinada por factores genéticos y hormonales.
-Microbiota intestinal: que influye en la absorción de nutrientes y la inflamación.
Estas variables están moduladas en gran parte por la información contenida en nuestro ADN.

Qué papel juega la genética en la obesidad
La genética influye en la predisposición individual a ganar peso, en la eficiencia metabólica y en la respuesta a la alimentación y al ejercicio. No significa que el peso esté “predestinado”, pero sí que algunas personas tienen una base biológica que las hace más susceptibles.
Estudios con gemelos idénticos han demostrado que, incluso en entornos distintos, tienden a tener pesos corporales muy similares, lo que confirma el componente hereditario. Además, se han identificado más de 400 genes y regiones genómicas relacionados con la obesidad.
Genes más estudiados en la obesidad
FTO (Fat Mass and Obesity-Associated Gene)
El gen FTO es uno de los más estudiados y se asocia directamente con el aumento de peso y el riesgo de obesidad. Las personas portadoras de ciertas variantes (como el alelo A del SNP rs9939609) tienden a:
-Sentir mayor apetito.
-Preferir alimentos más calóricos y ricos en grasas.
-Tener mayor dificultad para sentirse saciadas.
Este gen influye en la regulación del apetito a través del hipotálamo, afectando la liberación de hormonas como la grelina.
MC4R (Melanocortin 4 Receptor)
El gen MC4R regula la ingesta de alimentos y el gasto energético. Mutaciones en este gen son una de las causas más comunes de obesidad monogénica.
Las personas con variantes en MC4R pueden presentar:
-Hambre constante.
-Mayor preferencia por alimentos ricos en energía.
-Alteración en la señal de saciedad.
LEP y LEPR (Leptina y su receptor)
La leptina es una hormona producida por el tejido adiposo que actúa sobre el cerebro para reducir el apetito. Cuando los genes LEP o LEPR están alterados, el cerebro no recibe correctamente la señal de “saciedad”, lo que puede conducir a una ingesta excesiva.
PPARG (Peroxisome Proliferator-Activated Receptor Gamma)
Este gen regula el almacenamiento de grasa y la sensibilidad a la insulina. Ciertas variantes de PPARG se asocian a mayor acumulación de tejido adiposo, especialmente en la zona abdominal, y a riesgo de síndrome metabólico.
UCP1 y UCP3 (Proteínas desacopladoras)
Estos genes participan en la termogénesis, el proceso por el cual el cuerpo genera calor quemando energía. Variantes que reducen su actividad se asocian a menor gasto calórico y, por tanto, mayor facilidad para ganar peso.
ADRB2 y ADRB3 (Receptores beta-adrenérgicos)
Estos genes modulan la respuesta del sistema nervioso al ejercicio y la liberación de energía desde el tejido adiposo. Alteraciones en ellos pueden reducir la capacidad del cuerpo para movilizar grasa durante el ejercicio.
Obesidad monogénica vs. poligénica
-Obesidad monogénica: se debe a mutaciones en un solo gen, como MC4R, LEP o LEPR. Es poco frecuente y suele aparecer en la infancia.
-Obesidad poligénica: es la más común. Resulta de la combinación de múltiples variantes genéticas, cada una con un efecto pequeño, que sumadas aumentan el riesgo general.
En la mayoría de los casos, la obesidad es poligénica y multifactorial, es decir, surge de la interacción entre genes, ambiente y estilo de vida.
Interacción entre genes, dieta y actividad física
La genética no actúa de forma aislada. Los hábitos de vida pueden amplificar o mitigar los efectos genéticos.
Por ejemplo:
-Las personas con variantes de riesgo en FTO responden mejor a dietas equilibradas y actividad física regular, que pueden contrarrestar su predisposición genética.
-En individuos con variantes en PPARG, las dietas ricas en grasas saturadas agravan el riesgo de aumento de peso, mientras que las ricas en grasas monoinsaturadas (como el aceite de oliva) lo reducen.
Este tipo de interacciones son la base de la nutrigenética, una rama de la genética que permite personalizar la dieta según el ADN de cada persona.
Microbiota intestinal y genética: una relación clave
La microbiota intestinal también desempeña un papel importante en la regulación del peso. Algunas variantes genéticas influyen en la composición bacteriana del intestino, afectando la forma en que el cuerpo extrae energía de los alimentos.
Por ejemplo, ciertos perfiles bacterianos pueden aumentar la capacidad de absorber calorías o promover un estado inflamatorio leve que favorece la acumulación de grasa. A su vez, la dieta y la genética modulan esta microbiota, creando un círculo de retroalimentación entre genes, metabolismo y microbiota.
Implicaciones clínicas y diagnóstico genético

Los estudios genéticos orientados a obesidad permiten identificar las causas biológicas detrás del aumento de peso y ofrecer recomendaciones personalizadas.
En la práctica clínica, un test genético de obesidad o metabolismo puede:
-Evaluar la predisposición individual a acumular grasa.
-Determinar la respuesta a distintos tipos de dieta (baja en carbohidratos, baja en grasas, mediterránea, etc.).
-Identificar variantes que afectan la saciedad o la regulación hormonal.
-Orientar programas de pérdida de peso más eficaces y sostenibles.
El futuro: medicina personalizada en el control del peso
La integración de genética, epigenética y metabolómica permitirá en el futuro diseñar planes de alimentación y ejercicio totalmente personalizados.
Además, se están desarrollando puntuaciones de riesgo poligénico (PRS) que combinan cientos de variantes genéticas para estimar el riesgo global de obesidad. Este enfoque podría utilizarse en medicina preventiva, ayudando a identificar a las personas con mayor predisposición antes de que desarrollen sobrepeso.
Conclusión
La obesidad es una condición compleja en la que los genes y el entorno interactúan de manera constante. Comprender las variantes genéticas que influyen en el apetito, el metabolismo o la distribución de grasa permite explicar por qué algunas personas ganan peso con mayor facilidad y abre el camino a una nutrición personalizada basada en el ADN.
En Lorgen, apostamos por la integración de la genética en la salud preventiva. A través de nuestros test genéticos de intolerancias y metabolismo, ayudamos a comprender cómo responde cada organismo a los alimentos, promoviendo una vida más saludable y un control del peso más eficaz y duradero.
Laboratorio Lorgen Genética y Proteómica.
Preguntas frecuentes sobre genética y obesidad
¿La obesidad es hereditaria?
En parte sí. La genética explica entre el 40% y el 70% del riesgo, aunque el ambiente y el estilo de vida también son determinantes.
¿Tener genes de riesgo significa que voy a engordar?
No necesariamente. Los genes predisponen, pero los hábitos (alimentación, ejercicio, sueño) pueden compensar o incluso neutralizar esa predisposición.
¿Se puede hacer una prueba genética para saber si tengo predisposición a la obesidad?
Sí. Los estudios genéticos analizan variantes en genes relacionados con el metabolismo, la saciedad y la respuesta a la dieta.
¿Sirven los test genéticos para personalizar la dieta?
Sí. La nutrigenética permite adaptar la alimentación a las características genéticas individuales, mejorando la eficacia de las dietas y la adherencia a largo plazo.
¿Qué otros factores influyen además de la genética?
El tipo de dieta, el nivel de actividad física, el sueño, el estrés y la microbiota intestinal influyen de manera decisiva en el peso corporal.
¿La obesidad tiene cura genética?
No, pero conocer la predisposición permite intervenir de forma temprana y con estrategias adaptadas, logrando mejores resultados.


