EPIGENÉTICA Y SALUD MENTAL: ¿CÓMO INFLUYEN NUESTRAS EXPERIENCIAS EN LOS GENES?

MICROBIOTA INTESTINAL Y GENÉTICA: ¿PUEDE TU ADN INFLUIR EN LA DISBIOSIS O EL SIBO?

Durante años, la salud digestiva se ha considerado casi exclusivamente una cuestión de alimentación, estrés o infecciones. Sin embargo, en la última década, la ciencia ha descubierto que en nuestro intestino habita una comunidad invisible que influye no solo en cómo digerimos, sino en cómo nos sentimos, pensamos… e incluso en cómo enfermamos. Hablamos de la microbiota intestinal.

Lo que quizás no sepas es que nuestra genética puede condicionar en parte cómo se compone esa microbiota, y con ello, nuestro riesgo de sufrir alteraciones como la disbiosis intestinal o el SIBO (sobrecrecimiento bacteriano).

En este artículo, exploramos cómo se relacionan tu ADN y tu ecosistema intestinal.

La microbiota: nuestro órgano olvidado

Imagina un órgano que pesa hasta 2 kg, tiene más células que todo tu cuerpo humano junto y produce sustancias clave para el cerebro, el sistema inmune o el metabolismo. Ese órgano invisible es la microbiota intestinal, formada por billones de bacterias, virus, hongos y arqueas que viven principalmente en el colon.

Lejos de ser simples pasajeros en nuestro aparato digestivo, estos microorganismos:

-Fermentan fibras que no podemos digerir.

-Sintetizan vitaminas como la K y varias del grupo B.

-Modulan la inflamación.

-Entrenan a nuestro sistema inmune.

-Influyen en el estado de ánimo a través del eje intestino-cerebro.

Y aunque es cierto que la dieta, los antibióticos o el estrés son factores que la moldean, la genética también pone las primeras piedras en ese ecosistema.

¿Qué es la disbiosis intestinal?

La palabra “disbiosis” se ha popularizado en los últimos años, y no sin razón. Se refiere a un desequilibrio en la composición, función o diversidad de la microbiota, lo que puede provocar síntomas digestivos crónicos, inflamación o incluso enfermedades sistémicas.

EPIGENÉTICA Y SALUD MENTAL: ¿CÓMO INFLUYEN NUESTRAS EXPERIENCIAS EN LOS GENES?

Algunas de las manifestaciones o consecuencias más frecuentes de la disbiosis incluyen:

-Hinchazón abdominal.

-Gases persistentes.

-Cambios en el ritmo intestinal.

-Intolerancias alimentarias.

-Fatiga, ansiedad o niebla mental.

Pero ¿por qué algunas personas tienden a presentar disbiosis con facilidad, mientras otras pueden comer de todo sin problema aparente? Aquí es donde el factor genético empieza a destacar.

¿Y el SIBO?

El SIBO, acrónimo de Small Intestinal Bacterial Overgrowth, se produce cuando bacterias que normalmente deberían estar en el colon colonizan de forma excesiva el intestino delgado.

Esta condición afecta a millones de personas en silencio. A menudo se confunde con el síndrome del intestino irritable, ya que provoca síntomas similares: hinchazón, gases, digestiones pesadas, diarrea o estreñimiento.

Lo que poca gente sabe es que, aunque el SIBO puede deberse a causas estructurales o funcionales del tubo digestivo (como cirugía, hipotiroidismo, uso prolongado de fármacos como los IBP), también puede estar influido por factores genéticos.

¿Puede la genética influir en tu microbiota?

Sí, y de manera significativa.

Estudios realizados en gemelos idénticos (que comparten el 100 % de su ADN) han demostrado que existen grupos bacterianos cuya abundancia está parcialmente determinada por la genética. Por ejemplo:

-Las bacterias del grupo Christensenellaceae, relacionadas con una menor tendencia al sobrepeso, son más comunes en personas con cierta composición genética.

-También se han detectado patrones hereditarios en géneros como Bifidobacterium, Lactobacillus o Akkermansia, con propiedades protectoras para la salud intestinal.

Además, los genes del huésped (es decir, los tuyos) pueden influir en aspectos que afectan indirectamente a la microbiota: la velocidad del tránsito intestinal, la cantidad de moco secretado, la respuesta inmunitaria local o la producción de enzimas digestivas.

Variantes genéticas asociadas a la disbiosis o el SIBO

Aunque no existe un “gen del SIBO”, sí se han identificado varios genes cuya alteración puede aumentar el riesgo de sufrirlo:

Genes de la motilidad intestinal

Por ejemplo, el gen SCN5A, que codifica un canal de sodio en las células del músculo liso intestinal. Las mutaciones en este gen se han vinculado a una motilidad alterada (tránsito más lento), lo que favorece el crecimiento excesivo de bacterias en el intestino delgado.

Genes del sistema inmunológico intestinal

Mutaciones en genes como NOD2, IL23R o ATG16L1, conocidos por su implicación en enfermedades como Crohn, también se asocian a una respuesta inmunitaria inadecuada frente a las bacterias intestinales, lo que puede desequilibrar la microbiota.

Genes que afectan la integridad de la mucosa

El gen MUC2 produce una mucina esencial en la capa de moco que protege el epitelio intestinal. Si esta barrera falla, se facilita el contacto de bacterias con la mucosa, generando inflamación y alteraciones en la composición microbiana.

Enfermedades genéticas relacionadas con mayor riesgo de disbiosis

Hay también síndromes genéticos complejos que se asocian con una mayor prevalencia de disbiosis o SIBO:

-Síndrome de Ehlers-Danlos: sus variantes afectan al tejido conectivo, incluyendo el tracto digestivo, lo que puede alterar el peristaltismo intestinal.

-Enfermedad celíaca: de base genética (asociada a HLA-DQ2 y DQ8), produce alteraciones en la mucosa intestinal que facilitan el sobrecrecimiento bacteriano si no está controlada.

-Déficit selectivo de IgA: personas con menor producción de inmunoglobulina A tienen menor defensa mucosa frente a la colonización bacteriana.

¿Se puede estudiar la predisposición genética a la disbiosis?

EPIGENÉTICA Y SALUD MENTAL: ¿CÓMO INFLUYEN NUESTRAS EXPERIENCIAS EN LOS GENES?

Sí. Hoy en día existen tests genéticos orientados a la salud digestiva que analizan variantes en genes como los mencionados anteriormente. Estos tests permiten identificar:

-Riesgo de motilidad intestinal lenta.

-Tendencia a inflamación intestinal crónica.

-Capacidad de respuesta inmunitaria local.

Eficiencia en la producción de moco protector.

En Lorgen, por ejemplo, se pueden analizar estas variantes como parte de un estudio más amplio que ayude a comprender el origen genético de síntomas digestivos crónicos o intolerancias difíciles de explicar solo con una prueba convencional.

El papel de la epigenética: más allá de los genes

Aunque nacemos con una determinada información genética, la epigenética —es decir, los mecanismos que regulan qué genes se activan o se silencian— también juega un papel clave.

Factores como la dieta, el estrés crónico, los hábitos de sueño o el uso de antibióticos pueden modificar la expresión de genes implicados en la salud intestinal.

Por ejemplo:

-Una dieta rica en polifenoles y fibra puede activar genes antiinflamatorios.

-El estrés crónico puede alterar la expresión de genes de las tight junctions (uniones estrechas), favoreciendo el intestino permeable.

-La falta de sueño puede modular negativamente genes reguladores del sistema inmunológico.

En otras palabras, tu estilo de vida puede activar o desactivar la predisposición genética que llevas en tu ADN.

¿Y si tengo síntomas? ¿Qué pruebas me pueden ayudar?

Si presentas hinchazón recurrente, digestiones pesadas, gases o alteraciones del tránsito intestinal, es importante abordar el problema con un enfoque integrador.

En Lorgen, contamos con:

Test del aliento para SIBO: mide la producción de hidrógeno y metano tras la ingesta de lactulosa, identificando si hay sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado.

Análisis genéticos digestivos: permiten estudiar tu predisposición a intolerancias alimentarias, enfermedades inflamatorias o alteraciones de la motilidad.

Asesoramiento genético especializado: para interpretar los resultados y orientar los pasos siguientes.

Combinar los datos clínicos, microbiológicos y genéticos permite una medicina personalizada mucho más efectiva.

Conclusión

La relación entre genética y microbiota intestinal es un campo fascinante y en constante expansión. Aunque la composición microbiana de tu intestino se moldea a lo largo de la vida, tu ADN puede establecer una base que predisponga al equilibrio… o al desequilibrio.

Conocer tu perfil genético digestivo puede ayudarte no solo a comprender mejor los síntomas que padeces, sino también a prevenir, tratar y mejorar tu salud desde la raíz. Porque en el fondo, lo que sucede en tu intestino no solo depende de lo que comes, sino también de lo que eres genéticamente.

 

Laboratorio Lorgen Genética y Proteómica.