OBESIDAD Y GENÉTICA: CÓMO INFLUYEN TUS GENES EN EL PESO CORPORAL, EL METABOLISMO Y LA RESPUESTA A LA DIETA
La obesidad es, sin lugar a dudas, uno de los mayores retos de salud pública del siglo XXI. Afecta a millones de personas en todo el mundo y tiene consecuencias directas sobre el bienestar físico y psicológico. Aunque durante décadas se ha considerado una cuestión de desequilibrio entre calorías consumidas y calorías gastadas, hoy sabemos que las causas de la obesidad son mucho más complejas. Uno de los factores más relevantes que ha emergido en los últimos años es el componente genético. ¿Por qué algunas personas ganan peso con facilidad mientras que otras se mantienen delgadas pese a llevar estilos de vida similares? La respuesta está, en parte, en los genes.
La base genética de la obesidad
Los estudios científicos han confirmado que la obesidad tiene una importante carga hereditaria. Se estima que entre el 40 % y el 70 % de la variabilidad en el IMC (índice de masa corporal) entre individuos puede explicarse por factores genéticos. Esta estimación proviene de estudios con gemelos, familias y poblaciones adoptadas, en los que se ha observado que la tendencia a ganar peso es mucho mayor entre personas emparentadas genéticamente, incluso si no comparten el mismo entorno.
La genética influye en múltiples aspectos relacionados con el metabolismo y la regulación del peso corporal:
-Regulación del apetito y saciedad.
-Preferencia por ciertos alimentos.
-Gasto energético en reposo.
-Capacidad para quemar grasas.
-Tipo y diversidad de microbiota intestinal.
No se trata de un único gen, sino de la interacción compleja de decenas o incluso cientos de variantes genéticas, que pueden actuar de forma aditiva o sinérgica.
Obesidad monogénica vs. obesidad poligénica
En algunos casos poco frecuentes, la obesidad tiene una causa genética clara y única. Es lo que se conoce como obesidad monogénica, provocada por mutaciones en genes esenciales para la regulación del apetito y el equilibrio energético, como:
-LEP (leptina)
-LEPR (receptor de leptina)
-POMC (proopiomelanocortina)
-MC4R (receptor de melanocortina tipo 4)
Estas formas de obesidad suelen manifestarse en la infancia, con un aumento de peso rápido y severo, y suelen requerir un enfoque diagnóstico y terapéutico especializado.
La forma más frecuente es la obesidad poligénica, en la que muchas variantes genéticas, cada una con un pequeño efecto, aumentan de forma acumulativa la predisposición al sobrepeso. Esta predisposición se expresa con mayor probabilidad cuando se combina con factores ambientales como una dieta hipercalórica, sedentarismo o estrés crónico.
Principales genes implicados en la obesidad común
Entre los genes más estudiados en relación con la obesidad poligénica destacan:
FTO (Fat Mass and Obesity-Associated Gene): la variante rs9939609 ha sido ampliamente relacionada con mayor ingesta calórica, apetito elevado y mayor acumulación de grasa corporal.
MC4R (Melanocortin 4 Receptor): las variantes comunes de este gen, además de las mutaciones causantes de obesidad monogénica, se han asociado con una menor sensación de saciedad y una mayor tendencia a comer en exceso.
TMEM18, BDNF, SH2B1: estos genes desempeñan funciones relevantes en la regulación del apetito, el peso corporal y el desarrollo del tejido adiposo, a través de mecanismos neuronales y hormonales.
ADRB2 y ADRB3 (receptores beta-adrenérgicos): implicados en la respuesta del tejido adiposo a las señales de lipólisis (quema de grasa). Variantes en estos genes pueden influir en la facilidad con la que se pierde peso durante la actividad física o una dieta hipocalórica.
La identificación de estas variantes ha permitido comprender mejor por qué algunas personas tienen mayor riesgo de ganar peso incluso con un estilo de vida aparentemente saludable.
Variabilidad en la respuesta a la dieta y al ejercicio
Una de las cuestiones más importantes en el abordaje de la obesidad es entender por qué algunas personas responden mejor que otras a las intervenciones dietéticas o al ejercicio. La genética también influye aquí.
Factores como un metabolismo basal más lento, una menor oxidación de grasas o una mayor eficiencia energética pueden estar determinados genéticamente y hacer que la pérdida de peso sea más difícil para algunas personas. Además, existen variantes que afectan al metabolismo de macronutrientes, por lo que una misma dieta puede tener efectos diferentes según el perfil genético del individuo.
También se ha identificado una base genética en la tendencia a la ingesta emocional o compulsiva, relacionada con genes que regulan neurotransmisores como la dopamina y la serotonina. En estos casos, el control del peso requiere un enfoque más integral, que incluya no solo dieta y ejercicio, sino también estrategias psicológicas.
Epigenética y obesidad: más allá de los genes
Además del ADN heredado, la expresión de los genes puede verse modulada por factores ambientales a través de mecanismos epigenéticos. La epigenética estudia cómo ciertos hábitos, como la alimentación, el sueño, la exposición al estrés o al ejercicio, pueden activar o silenciar genes sin alterar su secuencia.
En el caso de la obesidad, la epigenética permite explicar cómo dos personas con predisposición genética similar pueden tener trayectorias de salud diferentes. Por ejemplo, una dieta rica en azúcares refinados y grasas puede favorecer la expresión de genes que promueven la acumulación de grasa abdominal o la resistencia a la insulina.
Durante el embarazo, el entorno intrauterino también tiene un impacto epigenético duradero en el desarrollo del metabolismo del feto. Una nutrición materna deficiente, el estrés o la exposición a disruptores endocrinos pueden programar al niño hacia un mayor riesgo de obesidad en la infancia o en la vida adulta.
Medicina personalizada y genética de la obesidad
La medicina personalizada ofrece la posibilidad de adaptar el diagnóstico, la prevención y el tratamiento de la obesidad en función del perfil genético de cada persona. Gracias al desarrollo de paneles genéticos específicos, hoy es posible analizar un conjunto de genes implicados en la obesidad y proporcionar información útil para personalizar las intervenciones.
Un estudio genético puede ayudar a:
-Determinar el riesgo genético individual de obesidad.
-Conocer la eficiencia del metabolismo de lípidos, carbohidratos y proteínas.
-Identificar la dieta más adecuada según el perfil genético.
-Optimizar el tipo e intensidad de ejercicio físico.
-Prevenir complicaciones metabólicas asociadas como la diabetes tipo 2 o el síndrome metabólico.
Conclusión
La obesidad es una condición multifactorial, compleja y crónicamente infravalorada en su dimensión genética. Lejos de ser simplemente una cuestión de fuerza de voluntad, el aumento de peso tiene raíces biológicas profundas que afectan al metabolismo, el comportamiento alimentario y la respuesta al entorno. La genética y la epigenética desempeñan un papel determinante en la susceptibilidad individual a ganar peso y en la efectividad de los tratamientos.
Conocer el perfil genético permite abordar la obesidad de forma más comprensiva y eficaz, facilitando decisiones médicas y nutricionales basadas en la evidencia científica. En Lorgen, apostamos por una medicina de precisión que pone la genética al servicio de la salud y la prevención.
Laboratorio Lorgen Genética y Proteómica.