FARMACOGENÉTICA O CÓMO ELEGIR EL MEJOR TRATAMIENTO ANALIZANDO LOS GENES

FARMACOGENÉTICA O CÓMO ELEGIR EL MEJOR TRATAMIENTO ANALIZANDO LOS GENES

Aunque todos los humanos compartamos esa parte de nuestro genoma que nos distingue como especie, cada uno de nosotros tenemos un ADN que nos hace únicos. Salvo que tengamos un hermano gemelo. Y a veces incluso teniéndolo. Por eso, tratarnos médicamente como si todos fuésemos idénticos podría ser un error. Esta es la premisa de la que nace la farmacogenética.

Es decir, una rama de la genética que estudia las formas distintas que tiene cada persona de responder a los fármacos, según sus genes. Porque no todos respondemos igual. Es cierto que los ensayos clínicos se llevan a cabo, entre otros motivos, para listar los diferentes efectos secundarios que puede generar un medicamento. Dado que en ellos participa una muestra muy grande de personas, se garantiza que se incluye una gran variabilidad.

Sin embargo, si estudiásemos a cada persona individualmente, podríamos saber cuál de esos efectos adversos tiene más probabilidad de desarrollar. Seguiría sin ser seguro que se vaya a desarrollar un efecto concreto, pero, viendo la probabilidad, se puede hilar mucho más fino. Por eso es tan importante la farmacogenética.

Del género a los genes

En los inicios de los ensayos clínicos, estos se llevaron a cabo mayoritariamente en hombre blancos. Esto puede parecer algo nimio, pero en realidad es un gran error, ya que se saca de la ecuación a una gran parte de la población. Por un lado, a todas las mujeres. Y, por otro, a personas de otras etnias, en las que no solo afectan de un modo distinto las enfermedades genéticas. También los fármacos. Por ejemplo, en el caso del género, se ha comprobado que las dosis necesarias de una misma sustancia podrían variar mucho entre hombres y mujeres. Esto hace necesario que ambos participen en los ensayos clínicos, para ajustar mejor esas cantidades y evitar efectos indeseados.

En cuanto a solo incluir a personas blancas caucásicas, puede que haya diferencias genéticas que no se tengan en cuenta. Por ejemplo, se ha visto que las enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer pueden variar mucho su evolución entre personas blancas y negras. Esto también puede afectar al modo en que responden a los fármacos y debe tenerse en cuenta.

Pero los genes van mucho más allá de estas dos cuestiones. Dos hombres blancos o dos mujeres negras, por ejemplo, pueden tener diferencias genéticas que les hagan reaccionar de un modo diferente a un mismo fármaco. Si previamente se analizan sus genes en busca de esas posibles diferencias, se les pueden pautar tratamientos  más personalizados, mejorando así los resultados. Es aquí donde entra en juego la farmacogenética.

¿Pero en qué consiste exactamente la farmacogenética?

FARMACOGENÉTICA O CÓMO ELEGIR EL MEJOR TRATAMIENTO ANALIZANDO LOS GENES

Todas nuestras células tienen un mismo ADN, que es algo así como el manual de instrucciones de nuestro organismo. En él se encuentran desde el color de nuestros ojos hasta la capacidad para sintetizar insulina en el páncreas. Y también la posibilidad de desarrollar determinadas enfermedades.

Pero para que toda esa información pueda leerse debe pasar por varios pasos. Primero, el ADN se transcribe a otro tipo de molécula, conocida como ARN mensajero, cuya función es precisamente la que marca su nombre: ayudar a que se transporte el mensaje que encierran nuestros genes. Después, ese ARN mensajero se traduce en proteínas, que son las encargadas finalmente de que se ejecuten esas órdenes escritas en el libro de instrucciones.

Por otro lado, cuando tomamos un fármaco, este puede seguir muchas rutas diferentes. Depende, inicialmente, de la vía de administración. No es lo mismo ingerirlo por vía oral, que inyectarlo o extenderlo sobre la piel. Todo esto conlleva diferentes formas de absorción. Pero, además, luego debe metabolizarse, transportarse, degradarse y excretarse. En todos esos procesos intervienen infinidad de proteínas. Por eso, si no tenemos exactamente las mismas proteínas, puede que nuestra reacción ante dicho fármaco sea muy diferente. Hay que leer el libro de instrucciones.

Hoy en día, gracias a las mejoras en las técnicas de secuenciación y bioinformática, basta con una muestra de saliva o sangre para poder decidir el mejor tratamiento. Eso es la farmacogenética.

¿Para qué tratamientos es válido?

La farmacogenética es una disciplina prácticamente en pañales, que aún tiene mucho que dar. No obstante, ya puede usarse para diseñar el mejor tratamiento frente a multitud de enfermedades. Por ejemplo, algunos tipos de cáncer, enfermedades psiquiátricas, trastornos cardiovasculares o alergias.

Cabe destacar que todas estas son enfermedades en las que muchas personas resultan ser resistentes a ciertos tratamientos. O también puede que desarrollen muchos efectos secundarios. Por eso, es muy útil predecir cuál será la mejor opción, evitando así dar palos de ciego.

No se debe confundir con la farmacogenómica

A menudo, los términos farmacogenética y farmacogenómica se usan indistintamente, como si fuesen sinónimos. Sin embargo, hay algunas pequeñas diferencias entre ellos.

Concretamente, la farmacogenética estudia cómo afecta la variabilidad genética de un organismo al modo en que responde a los fármacos. En cambio, la farmacogenómica estudia las bases genéticas y moleculares de las enfermedades, con el objetivo de desarrollar nuevos tratamientos.

Es decir, la primera estudia cómo afectan a cada persona según sus genes los fármacos que ya están desarrollados. Así, se puede elegir la mejor opción y determinar las dosis más adecuadas. En cambio, la segunda analiza cómo afectan los genes al desarrollo de enfermedades y, teniendo esto en cuenta, busca desarrollar nuevos tratamientos.

Más allá de la farmacogenética

Finalmente, cabe destacar que no solo los genes afectan a cómo respondemos frente a un fármaco. La predisposición genética forma parte de los factores endógenos, frente al sexo y la edad. Es decir, no pautaremos la misma dosis a una persona de 30 años que a un niño de 5.

Por otro lado, nos encontramos con los factores exógenos. Estos son, por ejemplo, la dieta o el consumo de sustancias como el tabaco, el alcohol u otros fármacos.

Todo esto, analizado en su conjunto, son claves esenciales para lograr tratamientos más personalizados. Ahí es adonde se dirige la medicina del futuro. La farmacogenética es solo el comienzo.

 

Azucena Martín Sevilla, Licenciada en Biotecnología