¿Y SI TUVIÉSEMOS EL PODER DE CAMBIAR NUESTRA EDAD? LA CLAVE ESTÁ EN NUESTROS TELÓMEROS

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La edad que nos marca el calendario es un “invento” humano para ordenarnos de algún modo en grupos (edad escolar, edad para aspirar a conducir vehículos, etc.) pero no necesariamente se corresponde con la edad en que el cuerpo se va deteriorando, es decir, va envejeciendo, pudiendo ser tanto mayor como menor. Es más, sobre la edad cronológica no podemos influir, mientras que, sobre la biológica, en cierto grado, sí que es posible.

EDAD BIOLÓGICA

La edad biológica se corresponde con el envejecimiento real de un organismo, en lugar de llevar el recuento de sus años vividos. A grandes rasgos, la edad biológica es la edad de una persona en función de su estado físico y de salud. Esta viene determinada por varios factores, además de la fecha de nacimiento, como son la genética, el estilo de vida, la alimentación, la actividad física, el descanso, la exposición a factores de estrés ambiental, etc.

Por tanto, y en base a estos factores, la edad biológica puede variar considerablemente entre diferentes personas de la misma edad cronológica.

ENVEJECIMIENTO: EDAD Y TELÓMEROS

 

El proceso de envejecimiento es totalmente biológico y una consecuencia del desgaste sufrido por las células que conforman un organismo al realizar sus funciones y dividirse.

Papel crucial juegan en él los telómeros. Estos corresponden a regiones repetitivas del ADN situadas en los extremos de los cromosomas y cuya función es la de proporcionar estabilidad al genoma.

Cuando las células se dividen y se replica su material genético, este sufre un acortamiento en los extremos, la región correspondiente a los telómeros. Por tanto, a mayor número de divisiones celulares sucedidas, mayor es el acortamiento de estas regiones. Así, la longitud telomérica sería directamente proporcional a la edad biológica.

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A medida que los telómeros se van acortando, las células se vuelven menos funcionales y propensas a errores genéticos. Esto se traduce en problemas de salud asociados al envejecimiento, el cáncer y enfermedades relacionadas con la edad.

Otro factor de envejecimiento a tener en cuenta es la acumulación de radicales libres. Estos son moléculas generadas como consecuencia del metabolismo celular y provocan la oxidación de otras moléculas, lo que las daña e interfiere en su función. Entre las moléculas dañadas por los radicales libres está el ADN, incluidos los telómeros.

Por tanto, el estrés oxidativo celular, como consecuencia de la generación de radicales libres, es otro factor implicado en el acortamiento telomérico y, por ende, en el envejecimiento.

Para combatir el daño provocado por los radicales libres y ayudar a preservar la longitud de los telómeros, es importante mantener un estilo de vida saludable y con hábitos que reduzcan el estrés oxidativo. Estos incluyen llevar una dieta rica en antioxidantes, que son sustancias que combaten los radicales, así como la práctica regular de ejercicio físico, evitar el tabaco y el exceso de exposición a otras toxinas ambientales como la luz ultravioleta.

ENTONCES ¿CUÁL ES NUESTRA EDAD BIOLÓGICA?

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Para evaluar la edad biológica, los profesionales de la salud pueden realizar pruebas médicas que determinen la salud general de una persona. Estas incluyen la presión arterial, el estado cardiovascular, los niveles de colesterol, la densidad ósea y otros indicadores.

Estas pruebas ayudan a saber si una persona está envejeciendo más rápido o más lento de lo que cabría esperar para su edad cronológica.

Aparte de estos análisis, la medición de la longitud telomérica también es indicador de la edad biológica de una persona y, si cabe, con mayor precisión que otros estudios. Aunque la relación exacta entre la longitud de los telómeros y el proceso de envejecimiento aún se está investigando, y no es el único factor que influye, este estudio sí que es el que ofrece mayor precisión en la correlación entre edad biológica y cronológica.

Hay diferentes técnicas moleculares para determinar longitud telómeros, pero se debe tener en cuenta que la correlación entre edad biológica y longitud telomérica aún está en investigación y no se aplica a la práctica clínica para realizar diagnósticos.

Algunas de las técnicas más empleadas son:

·Southern blotting: implica fragmentar el ADN y someter los fragmentos a un campo eléctrico en gel de agarosa (electroforesis) que los separará en función de su carga y “peso”. A continuación, se empleará una sonda específica que se unirá a los telómeros y que estará marcada mediante fluorescencia para poder detectarlos. Según el “peso” de los telómeros la migración en el gel de agarosa será diferente. Así, por tanto, los telómeros más largos se habrán desplazado menos. La longitud de los mismos se determina mediante la comparación con marcadores de peso molecular.

·PCR (Reacción en cadena de la polimerasa): Esta técnica, que se ha hecho famosa en los tres últimos años como técnica de elección para la detección del virus causante de la COVID-19, consiste en amplificar una región del ADN millones de veces como si de una fotocopiadora molecular se tratase. La región amplificada será la específica de los telómeros y las copias generadas se marcan con fluorocromos. La intensidad de color será directamente proporcional a la longitud telomérica y, por tanto, inversamente a la edad biológica.

·Hibridación in situ Fluorescente (FISH): esta técnica emplea sondas moleculares fluorescentes que se unen específicamente a los telómeros en las células. Esto permite visualizarlos a microscopio y estimar su longitud relativa mediante la medición de la intensidad de la señal de fluorescencia.

·Secuenciación de Nueva Generación (NGS): esta es la técnica que más se está usando para determinar la longitud de los telómeros. Con ella se secuencia masivamente todo el genoma de la célula y después se analizan específicamente las secuencias teloméricas. La NGS permite una medición más precisa de la longitud de los telómeros, con la ventaja adicional de que permite identificar variantes genéticas en ellos.

·Análisis de los Fragmentos Terminales de Restricción (TRF): se emplean enzimas de restricción que cortan específicamente determinadas regiones del ADN para después someterlas a electroforesis. Los fragmentos que contienen los telómeros más largos migrarán en el gel más lentamente y la longitud de estos se determinará en función de la distancia recorrida en el gel.

Cabe destacar que cada una de estas técnicas tiene ventajas e inconvenientes, pudiendo variar los resultados entre ellas.

¿CÓMO PODEMOS CAMBIAR NUESTRA EDAD BIOLÓGICA?

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Conocidos los factores que afectan a la longitud de telómeros, la forma de luchar contra nuestra edad cronológica es influyendo sobre estos factores.

Recordemos: llevar una dieta saludable, practicar deporte, evitar sustancias tóxicas, etc., previene el acortamiento telomérico y acortar nuestros telómeros acorta nuestra vida, por lo que es sobre estos factores sobre los que hay que actuar para disminuir nuestra edad biológica.

En conclusión, nuestro documento de identificación no le hace justicia a nuestra edad, del mismo modo que la foto no se la hace a nuestro físico y en nosotros está la capacidad de cambiarlo.

 

Autor: Ángela M. Martín Sevilla, Licenciada en Biología.

 

REFERENCIAS: